En transe

Transitar es hacer un camino, un recorrido, es pasar por cierta situación, para llegar a otra. Hay muchas maneras de atravesar ese momento, siempre dependiendo de cómo nos encontremos emocionalmente y de lo que haya originado esa transición, pero también de cómo nos predisponemos a hacerlo, lo cual dependerá, a su vez, de si tenemos claro hacia dónde queremos llegar.
Al migrar pasamos por muchos momentos transicionales, como puede ser el periodo entre la toma de decisión y luego la materialización de la misma, encontrar casa en el nuevo lugar, la búsqueda laboral, la adaptación e integración cultural,y cada decisión que tomemos… porque con cada una de ellas dejamos algo atrás y ganamos otra cosa.  
La transición en sí misma es inquietante, porque implica espera, incertidumbre, y un cambio intrínseco en ese pasaje. Ayuda mucho en esos momentos, construir un propósito, un para qué, que nos haga de brújula. Claro que no siempre somos nosotros los que decidimos activamente pasar por estos periodos, ya que existen transiciones que se dan en la vida por efecto del azar o del paso del tiempo, sin que busquemos llegar a una meta, simplemente por el ciclo vital, el pasar de una etapa a otra de la vida, los cambios laborales, las pérdidas y duelos y todo lo que nos despeina y nos sacude en la vida sea bueno o malo sin que lo hayamos previsto. 

El proceso migratorio es un ejemplo muy concreto de transición, por ser justamente un recorrido y por lo que eso implica, por la transformación subjetiva que se genera, con todas sus incomodidades, conflictos, sentimientos encontrados. Nuestra identidad se ve trastocada en ese intermedio, en el pasaje del país de origen al lugar de acogida y en el transcurrir en ese nuevo lugar. Y como no! tantos nuevos estímulos, nuevas caras, nuevos proyectos, nuevos olores y sensaciones que hacen que sea la transición el momento  en el que  toda esa información va decantando poco a poco, y va encontrando dónde ubicarse en nuestra psiquis.
Una de las transiciones que más ansiedad genera es la previa al viaje en sí mismo, lo que se ubica cronológicamente como anterior a la mudanza, cuando ya tomamos la decisión pero aún no nos movimos, cuando sabemos hacia dónde queremos ir pero aún nos estamos despidiendo, cuando tenemos el pasaje en mano pero aún no despega el avión. Probablemente sea un momento de muchas emociones juntas, en donde estamos a la espera de lo que vendrá. Eso que eventualmente sucederá no lo sabemos, transitar es vivir un momento de incertidumbre,  pero cuando tenemos certeza de a dónde vamos y tenemos un destino definido, eso ordena… lo que acontecerá en dicho lugar será cuestión de las transiciones que se recorrerán en el nuevo país.
Estar en transe, habitar ese momento en el medio de, que puede ser más activo o mas pasivo, pero siempre temporal, de un lado a otro, de un comienzo a un fin que es el principio de otra cosa.
Hoy, que cambié de lugar, que volví a migrar, me encuentro en un país que si bien ya habité anteriormente, hoy veo con otros ojos. Aquí siento que lo transicional es algo cotidiano en mi realidad, o que no escapa a ningún migrante o viajero. Ser migrantes implica jugar de acuerdo a las reglas de cada país, cada uno con un requisito distinto y en general no igualitario para todos. Forma parte de la adaptación el conocer las reglas y cumplirlas si elegimos ese lugar, así como lo burocrático que debemos atravesar para empezar nuestra nueva vida, en donde el estatus se ve trastocado.
A veces, el camino que hay que recorrer para poder permanecer en algunos lugares puede producir además, diversos tipos de transiciones, de un lugar a otro,de un trabajo a otro, de una visa a otra o de un permiso laboral a otro, de una profesión/oficio, a otro. Aquí en donde me encuentro hoy, existe un término para esa espera, para ese pasaje de estatus: “bridging visa” (visa puente). ¿Puente hacia dónde? Esta pregunta puede ser un estresor para muchos, ya que si pasamos por diferentes estatus y transiciones sin saber hacia dónde nos lleva ese camino, puede producirse angustia y/o pérdida de identidad, entre otros efectos.  Si somos capaces de contestar esto, o al menos tenemos una idea de hacia dónde nos queremos dirigir, será una transición sin duda menos ansiógena. 

 Por supuesto, no se puede dejar el azar de lado, y no sabemos si esos planes se materializarán, pero aquí me enfoco en el deseo, en la pulsión que nos impulsa a tomar ese sendero y no otro, en aquello que perseguimos y nos da perspectiva, nos permite ir hacia alguna dirección.
¿Migrar? ¿Vivir viajando? ¿Trabajar para viajar?¿Viajar para migrar?  Dependerá de lo que estes buscando, pero siempre pasando por etapas, por un transe, una dirección hacia, un camino que nos dirige a otro lugar, a otra posición, a otra forma de vida tal vez.
¿Vivimos en transición? 
Lo que si es seguro es que pasamos muchas a lo largo de la vida, mientras que lo que es totalmente singular es el tiempo que dura cada transe, ya que lo que sentimos y lo que acontece a nuestra alrededor es una realidad unica.
Transitemos cada cual a su manera, a su ritmo, guiados por el deseo.

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